NO SOY REBELDE, PIENSO, SIENTO, HAGO Y AMO DIFERENTE
¿Alguna vez has sentido que no perteneces a tu familia? o ¿alguna vez te han llamado «Oveja negra»?. Muchas veces has tenido la sensación de ser atacado en tu propia familia, te excluyen y te critican a menudo. Aunque amas a los tuyos piensas que ellos no te valoran y que están en contra de ti.
Quizá en tu familia te han catalogado como el rebelde «con causa o sin causa», el hijo problemático, y no comprenden cual es tu lugar en tu familia, y te invade esa sensación de que eres el malo de la película.
Asumir el papel de victima o pensar que hay algo malo en ti, no te ayudará en nada, aprende a identificar y a reconocer que eres el salvador de tu familia. A continuación una reflexión de Bert Hellinger acerca de este miembro que ha venido a sanar:
«Las llamadas «ovejas negras» de la familia son en realidad buscadores natos de caminos de liberación para el árbol genealógico.
Aquellos miembros de un árbol que no se adaptan a las normas o tradiciones del Sistema Familiar, aquellos que desde pequeños buscaban constantemente revolucionar las creencias, yendo en contravía de los caminos marcados por las tradiciones familiares, aquellos criticados, juzgados e incluso rechazados, esos, por lo general son los llamados a liberar el árbol de historias repetitivas que frustran a generaciones enteras.
Las «ovejas negras», las que no se adaptan, las que gritan rebeldía, cumplen un papel básico dentro de cada sistema familiar, ellas reparan, desintoxican y crean una nueva y florecida rama en el árbol genealógico.
Gracias a estos miembros, nuestros árboles renuevan sus raíces. Su rebeldía es tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad es nuevo aire, su apasionamiento es fuego que vuelve a encender el corazón de los ancestros.
Incontables deseos reprimidos, sueños no realizados, talentos frustrados de nuestros ancestros se manifiestan en la rebeldía de dichas ovejas negras buscando realizarse. El árbol genealógico, por inercia querrá seguir manteniendo el curso castrador y tóxico de su tronco, lo cual hace la tarea de nuestras ovejas una labor difícil y conflictiva.
Sin embargo, ¿quién traería nuevas flores a nuestro árbol si no fuera por ellas? ¿Quien crearía nuevas ramas? Sin ellas, los sueños no realizados de quienes sostienen el árbol generaciones atrás, morirían enterrados bajo sus propias raíces.
Querido, si eres una oveja negra, acéptalo, vívelo y disfrútalo con amor. Como oveja negra de tu árbol, se valiente y mantente. Aunque tu clan parezca estar en contra su clamor inconsciente te pide que continúes. Se fuerte y lucha por contar tu propia historia. ¡Radical rebeldía en tu camino!
Que nadie te haga dudar, cuida tu «rareza» como la flor más preciada de tu árbol. Eres el sueño realizado de todas tus ancestros».
Alégrate de ser la oveja negra de la familia. No cualquiera tiene el valor de cambiar la historia.