MENOS PROFESIONALES CON TÍTULO, MÁS SERES HUMANOS CON PROPÓSITO
En plena víspera de una cuarta revolución industrial, que supone un cambio drástico en la manera cómo vivimos hoy, hago un llamado para avanzar hacia una re-evolución educativa que nos capacite para sobrevivir, que desde las aulas y con toda la comunidad académica nos permita crear una verdadera cultura de innovación, de co-creación, colaboración y claro, permita construir una sociedad feliz y próspera con sentido de propósito para todos.
La educación dejó de ser el tradicional esquema de aula, tablero, profesor y unos aprendices, educarse hoy es diferente, es una reinvención a partir de lo que queremos (propósito), de nuestras habilidades y talentos, cómo podemos ponerlos al servicio de otros y el entorno para tener un rol más activo en la construcción social.
El mundo cambia
El mundo no es el mismo hoy que hace 10 años y tampoco lo será dentro de 10 o 20. Hoy nos vemos enfrentados a una nueva revolución; la aceleración tecnológica, la globalización y la multiculturalidad, por ejemplo, suponen abandonar rápido algunas formas cómo trabajamos, nos comunicamos, relacionamos e interactuamos con el entorno.
Hemos pasado de la vieja premisa de estudiar para “encontrar” empleo, a “crear” mi propio empleo. Si bien es cierto que la tecnología hoy y mañana seguirá automatizando oficios y le “quitará” empleo a varios, también es cierto que creará nuevos que impliquen otras formas de trabajo y, sobre todo, requieran competencias y habilidades diferentes a las que hoy impartimos en las aulas. La flexibilidad cognitiva e inteligencia emocional, el deseo de aprender y desaprender (learnability), la comunicación asertiva, teletrabajo, pensamiento creativo, divergente y lógico, diversidad, colaboración, resiliencia, servicio, consciencia al entorno, entre otros serán claves para afrontar el mundo que se avecina.
Debemos entender que cada revolución ha traído disrupción; del caballo al carro, de la imprenta a la nube, de la manufactura a la robotización, cada una con cambios radicales, pero también con infinidad de nuevas oportunidades y perfiles laborales. Tenemos que cambiar el chip de formar para puestos de trabajo, cuando lo más seguro es que lo que existe hoy, tal vez mañana no lo sea.
La tarea pendiente de la academia
Ahora bien ¿cuál es el rol de la educación en este escenario? Algunas premisas:
1) Responder oportunamente a esta rápida transformación formando unas bases sólidas de habilidades blandas (sociales) que permitan a sus graduandos adaptarse fácil y rápido.
2) Diseñar e implementar programas de formación multi e interdisciplinar que respondan a los cambiantes desafíos globales, sobre todo, a los intereses particulares de sus estudiantes.
3) humanizar sus estructuras y procesos.
4) ir más allá de la mera transferencia de conocimiento al procesamiento del mismo inspirando y movilizando seres humanos antes que números; despertar propósitos y potenciarlos.
5) La investigación debe ser aplicada en la empresa, las nuevas formas de empresa (emprendedores, comunidades, etc.).
¿Y nosotros? ¿Cuál es nuestro propósito?
Todos, sin excepción, tenemos talentos únicos, el rol de cada uno es despertar en ese propósito y cultivarse para el cambio, mantenerse informado y actualizado, trabajar en nuestra propia mejor versión. ¿Dime cuál es tu propósito y te diré cómo puedo ayudarte? El deber de la academia y los profesores es dar herramientas, orientar, potenciar, no moldear o modelar, si no darle vuelo a la creatividad y a esos propósitos.
Alguna vez alguien me decía que no había que resolver problemas ni necesidades, que no había valor en el feedback sino en la libertad con la que cada quien crea su propia historia, recorre su propio camino y descubre las herramientas necesarias para alcanzar sus metas; debo confesar que no creía que fuera así, pero al final como siempre estaba equivocada y hoy, con mi propia historia escribo un nuevo capítulo, siguiendo mi instinto, apoyándome de mi red, construyendo comunidades, escuchándolas, co-creando y construyendo juntos un propósito compartido donde cada uno se involucra desde su propósito personal y se alinea a uno superior en colectivo.
“El cambio empieza local. Los cambios globales empiezan en pequeño. Creemos comunidades. Hagamos un mundo en el que cada persona tenga un propósito”.
-Joanna Prieto-