LA PROGRAMACIÓN INCONSCIENTE DE LOS HIJOS

A nivel profesional dentro de la Biodescodificación, esto es más conocido como Proyecto Sentido. Ahora bien, hablando ya de los hijos, podemos comenzar por decir que realmente son muy pocas las parejas ya sea bien conformadas, ocasionales o circunstanciales, que planean conscientemente la llegada de un hijo.

Por lo regular, un embarazo casi siempre es “una sorpresa” para cualquier pareja. A veces una grata y feliz sorpresa y en ocasiones, una desastrosa y terrible. A eso claro, deberemos sumar que un embarazo conlleva por supuesto, las expectativas (buenas o malas) del padre, la madre, los abuelos, los tíos y demás personajes cercanos al futuro bebé.

Comenzando por comentarios sobre si es buen tiempo para que ese bebé llegue, si son buenas las circunstancias de su llegada, si la economía es o no propicia para su llegada, etc. Luego se comienza a planear el sexo ideal con el que ese bebé deberá llegar. Si conviene más que sea niño o si de corazón se desea una nena. Todo esto seguido de “imaginaciones”.

  • Imagínate cuando sea grande, será un fabuloso médico como su abuelo.
  • Imagínate que se le ocurra ser niña, pobrecita si se parece a la tía Fulanita.
  • No, no, imagínate que nazca niño y con las piernas flacas como el tío Fulanito.

Y entre broma y broma, entre imaginaciones e ilusiones, ese bebé continúa con su formación creciendo cada día.

Pero lo que la Biodescodificación ha descubierto, en que ya las historias familiares, han influido en esa pareja de padres, desde 6 meses antes de concebir a ese bebé. Aunque en algunos casos, ellos ni siquiera fueran pareja aún.

¿Cómo?

Sí. El Proyecto Sentido, abarca desde 6 meses antes de concebir a un bebé y hasta sus 3 añitos. Y de una u otra manera, todavía hasta los 7 años, ese niño o esa niña, continúan absorbiendo información. O dicho de otra manera, la Programación Inconsciente que hacemos de un bebé, abarca éste período de tiempo.

Por lo tanto, imaginen ustedes la gran cantidad de variables emocionales que podemos insertar en ese óvulo y en ese espermatozoide. Y es que si algo ya sabemos, es que cada una de las células de nuestro cuerpo, contiene emociones. Así que todas nuestras emociones, desde luego que participa en esa sencilla y grandiosa concepción de una nueva vida.

Si éramos una mujer feliz o una mujer deprimida, si éramos un joven aguerrido o un hombre cobarde, si teníamos confianza en nosotros mismos o estábamos llenos de miedos miedos, si gozábamos de salud y armonía o vivíamos conflictuados. Todo eso, ya va en mi óvulo o en mi espermatozoide al momento de dar vida a un nuevo ser.

Entonces, analizando la llegada de un bebé a cualquier familia, estarán de acuerdo en que el color de la cuna viene siendo ya irrelevante, cuando es tan increíble el grandioso poder emocional que contienen las células que dan vida a un bebé.

Y además, no olvidemos que así como nuestro óvulo y nuestro espermatozoide contienen emociones propias y personales, también contienen las historias emocionales de toda mi familia. Esa diminuta célula contiene frustraciones, miedos, secretos, anhelos, gustos, enfermedades, dramas, traumas, tristezas, alegrías, y toda una serie de historias “sentidas” por cada miembro de absolutamente toda mi familia.

Ese bebé, aparentemente inocente y limpio de historias, realmente se trata de un ser humano programado ya para vivir cierto tipo de vida, gozar de cierto tipo de experiencias o de sufrir cierto tipo de desgracias. Sin que la mayoría de los padres estemos plenamente conscientes.

Y ese Proyecto Sentido, va para todos los hijos concebidos y nacidos de la familia, no se limitará al primer bebé o al tercero o séptimo. Cada uno de esos bebés será distinto, porque cada uno cargará sus circunstancias precisas y sus historias exactas.

Y aquí entramos ya en otro tema, que son las “fechas”. Porque al Proyecto Sentido, a esa Programación Inconsciente de un “bebé”, también añadiremos que las fechas de concepción y nacimiento, tendrán relación directa con ciertos personajes en el árbol genealógico que determinarán con más precisión el camino, los gustos, los modos y maneras, que dicho bebé presentará como “modo de ser”, “carácter”, “aficiones”, “destino” y hasta “suerte”.

Entonces descubriremos que no sólo son el padre y la madre de un bebé los que programan a un hijo o a una hija, sino que toda la familia de ambos, interviene para hacer de esa criatura, parte del árbol genealógico con historias que pueden sumar en positivo claro está, pero de igual manera pueden hacerlo en negativo. Y eso es lo que no queremos.

  • No queremos que nuestro bebé enferme como aquel tío que murió en el hospital.
  • No queremos que nuestro bebé sea miedoso o débil como aquel bisabuelo.
  • No queremos que nuestro bebé muera sola y sin familia por repetir la vida de la tía.
  • No queremos que nuestro bebé cargue con mis miedos y frustraciones.

Y ya con el hecho de estar conscientes de todo esto, tenemos la partida ganada. Más vale saber lo que no queremos para nuestros hijos, que vivir la paternidad inconscientes. Los hijos finalmente, son prestados, no nos pertenecen. Nuestra misión es prepararlos para que puedan ser autosuficientes, para que puedan vivir felices, seguros de sí mismos y saludables. De eso se trata ser padres.

Por lo tanto, si tanto tú como tu pareja, o tú sola o tú sólo, saben que las historias familiares no son nada positivas. Si están conscientes de que no quieren para su bebé dramas y tragedias, enfermedades o tipos de muertes, pueden hacer una carta de liberación del clan familiar, liberando a su futuro bebé primero de todas aquellas circunstancias que hayan rondado al momento de la concepción. Luego, incluyendo los miedos, frustraciones o temores por la llegada de ese bebé que hayan sentido el padre como la madre. Y finalizando con todas aquellas vivencias familiares no gratas tanto por parte de la familia del padre como por parte de la familia de la madre.

Imaginen el tamaño de dicha carta…

Y se trata básicamente de liberar al bebé de absolutamente todas las historias, personalidades, enfermedades, destinos, suertes, tragedias, vicios, desgracias, de toda la gran familia.

Pueden escribir frases como las siguientes:

– Hijo, yo te libero de todos mis miedos al momento de enterarme de tu llegada, incluso de haber pensado por un segundo en no tenerte porque según yo, no era el momento.

– Hija, yo te libero de mi inmadurez emocional y de mi negativa a quedarme contigo y con tu madre, honestamente, no me siento preparado para ser tu padre, no estaré contigo porque he decidido alejarme de sus vidas.

– Hijo, yo te libero de ese fraude que realizó tu tío Anselmo, mi hermano, cuando era joven y que lo llevó a estar preso por más de 15 años. Te libero de pagar esa deuda, te libero de vivir una experiencia semejante y sobre todo te libero de repetir esa historia.

– Hija, yo te libero de vivir con miedos y esos sentimientos de necesitar siempre que alguien te ame, tal como era tu abuela Rita. Yo no quiero eso para ti, te libero de todo temor en la vida, te libero de morir en soledad, te libero de morir enferma de los riñones como le sucedió a ella y sobre todo, te libero de sus carencias.

Así más o menos va la carta, por lo tanto, imaginen la gran cantidad de basura que podremos quitarle a nuestro bebé de encima.

Eviten además, como ya lo saben, programar la personalidad de su hijo o hija, poniéndole el nombre de algún miembro de la familia, amigo de la familia, etc. Porque es una orden “inconsciente” de repetir historias y personalidades y como todos sabemos, no hay personas “perfectas”. Así que dejen de lado de falsa creencia de “hacer honor” a algún miembro de la familia, colocándole su nombre al nuevo bebé.

Seamos conscientes de la Programación Inconsciente que hacemos de nuestros hijos y formemos seres humanos sanos y felices, libres de toda historia familiar y sobre todo, libres de cargas emocionales tóxicas.

-Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco-

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