7 JUEGOS DE RELAJACIÓN PARA CRIAR NIÑOS EMOCIONALMENTE FUERTES

En una época en la que se usan las tablets para calmar a los niños, se hace más indispensable si cabe entrenar a nuestros pequeños en técnicas de relajación. Podemos hacerlo por medio de juegos para que, a la vez que desarrollan recursos para la vida, se diviertan.

Así, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que fomenta la prisa, los estímulos rápidos y la gratificación inmediata, es de suma importancia que tengamos a mano recursos que favorezcan un mayor autocontrol.

Por eso, basándonos en esta premisa, estos son algunos juegos que se constituyen como técnicas de relajación para los más pequeños de la familia.

1. Soplar la vela.

Este juego consiste en aprender a respirar de manera profunda, es decir, cogiendo aire por la nariz, inflando la barriga y expulsando poco a poco el aire mientras soplamos la vela con intención de apagarla. Una vez que están comprendidas las instrucciones, situamos al niño en una silla a dos metros de la vela, que se encontrará encendida encima de una mesa.

No puede levantarse ni inclinarse, por lo que es esperable que no consiga apagarla. Así que lo acercaremos medio metro aproximadamente. Realizaremos acercamientos progresivos hasta que la apague. De esta manera tendremos un rato de juego de unos 5 minutos en el que el niño adquirirá la habilidad de respirar profundamente.

2. El juego del globo.

La técnica del globo es un juego maravilloso que nos ayuda a fomentar la relajación a través de una correcta respiración. ¿Qué necesitamos? Un espacio amplio y globos de colores. ¿Qué debemos hacer? Inflar un globo tanto que explote e inflar otro globo y dejar que expulse el aire lentamente manipulando la boquilla.

Después, les pediremos a los niños que cierren sus ojos y se imaginen que se convierten en globos mientras toman aire. Luego, les solicitaremos que expulsen el aire lentamente, como si fueran globos.

Tras hacer esto pediremos a los niños que nos cuenten situaciones en las que se sienten como globos, situaciones en las que no pueden soportar o tolerar algo. Entonces, les invitaremoss a que nos indiquen cómo lo han resuelto, ofreciendo alternativas si necesitasen ayuda para tomar conciencia de esas situaciones.

3. El juego de la semilla.

Con música relajante de fondo y luz tenue, simbolizaremos el crecimiento de un árbol. Comenzaremos por ponernos de rodillas en el suelo con la cabeza agachada y los brazos extendidos hacia adelante, como si fuésemos gatitos desperezándose.

Somos una semilla que, al son de la música, va creciendo y convirtiéndose en un árbol grande con hermosas ramas, que serán nuestros brazos extendidos hacia arriba cuando estemos de pie. Este ejercicio es ideal para hacerlo con ellos por la noche, antes de acostarlos.

4. El cuento de la tortuga.

El cuento de la tortuga, desarrollado por Schneider, es magnífico para fomentar habilidades de autocontrol. Se narra la historia de una pequeña tortuga que se enfadaba por todo y explotaba con gran facilidad.

Un día, tras sentirse sola y aislada, se encuentra con una sabia tortuga que le da un truquito para controlarse cuando se enfada: meterse en su caparazón, contar hasta calmarse, frenar sus pensamientos y relajarse.

Este cuento es ideal para narrarlo a niños entre los 3 y los 7 años. Para favorecer la puesta en práctica de esta habilidad podemos darles una pegatina o un papelito con una tortuga cada vez que realicen el ejercicio en una situación de tensión.

5. El frasco de la calma.

Llamamos frasco de la calma a un recipiente en el que metemos agua, silicona líquida para dar densidad al contenido y, por ejemplo, purpurina. Podemos fabricarlo con ellos con una manualidad más y es ideal para que lo contemplen tanto en momentos de tensión como en momentos que podemos llamar “zen”.

Consiste en que lo agiten y observen el movimiento, después de ello les explicaremos que la purpurina es como sus emociones, que se agitan y agitan hasta que se tranquilizan. Es ideal para fomentar la reflexividad.

La sola observación de la purpurina moviéndose lentamente les ayudará a concentrarse y relajar su mente tras momentos de gran activación. Hay que tener en cuenta cerrar bien el frasco para evitar derrames.

6. Arrugar papeles, aplastar bolas, garabatear.

Garabatear, arrugar papeles o aplastar bolas blanditas tipo anti-estrés es otro juego maravilloso para ayudarles a canalizar sus emociones negativas. Además, al mismo tiempo favorecemos el desarrollo de la motricidad fina, ya que les ayudamos a fortalecer los músculos de sus pequeñas manos.

7. Pintar mandalas.

Pintar mandalas no solo favorece la relajación y la reflexividad, sino la capacidad de concentración y la habilidad creativa. En librerías y en internet encontramos numerosas alternativas adecuadas para ellos que les encantarán.

Esperamos que realmente estos juegos y recursos sean de utilidad en la crianza de los más pequeños.

No olvidemos que es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos y que el hecho de que la naturaleza nos confíe la educación de los niños es nuestra mayor responsabilidad.

-Raquel Aldana-

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